domingo, 20 de octubre de 2013

Cine de autor, por Gustavo Martín Garzo

“Cuando Andréi ya no estaba me quedé sin la persona con la que podía hablar de las cosas más importantes. La habitación se desvaneció”, declara Rashit Safiullin en una conmovedora entrevista realizada tras la muerte de Tarkovski. La habitación a la que se refiere el jefe de producción del director ruso es la habitación de Stalker, la película más perturbadora en la que trabajaron los dos.

Stalker describe el viaje de tres hombres a través de un lugar misterioso que llaman la Zona. Ese lugar se encuentra aislado del resto del mundo porque la mayoría de las personas que entran en él no regresan nunca. Los “stalker” son guías cuyo oficio es conducir a forasteros curiosos -en su mayoría, gente desesperada- por ese territorio maldito en busca de una habitación mítica donde se cumplen los deseos. La película de Tarkovski narra uno de esos viajes. Un viaje fracasado, ya que el escritor y el profesor a los que Stalker conduce renuncian finalmente a entrar en esa habitación, por el temor a lo que podrían descubrir de sí mismos. Pues ¿acaso conocemos nuestros verdaderos deseos?  El escritor inglés Geoff Dyer, en un reciente y bello libro, ve la Zona como una metáfora del cine, del cine como arte, como espacio de apertura, riesgo y compromiso con la verdad.

“Ya nadie cree, se lamenta Stalker en la última escena. Lo peor es que no sólo no creen en la Zona, nadie la necesita. (…) El lugar más maravilloso, la cosa más maravillosa y nadie la necesita. La gente no tiene necesidad de lo que más quiere, ha aprendido a pasar sin ello”. ¿Es cierto esto? ¿Hemos aprendido a vivir sin lo más necesario y querido? El mundo de lo audiovisual ha invadido nuestra vida, y el cine, tal como lo conocimos, está en trance de desaparecer. “Dentro de pocos años -dice Víctor Erice- es probable que el cine ocupe el mismo lugar en relación a lo audiovisual que el que ocupa la poesía en la literatura”. Frente a la banalidad de gran parte de la cultura actual, ¿es tan malo que esto suceda? Puede que no. Tendremos que abandonar el territorio de nuestras estériles certezas y aventurarnos en la Zona: buscar en las salas de los cines que sobrevivan esa habitación secreta donde aún se habla de las cosas que importan. El cine como refugio de significado, esperanza de lo que no ha desaparecido.
Gustavo Martín Garzo

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